miércoles, 27 de junio de 2012

Síndrome de la pierna inquieta (S.P.I.)

Yo jamás hubiera imaginado
que al dormir era afortunado,
hasta que, en la noche, apareció
su misteriosa y rara presencia;
con crueldad forzó mi desvelo,
y con inusitada violencia
proclamó "¡no eres mi dueño!";
inquieto, desperté, y cesó entonces.
Pero al volver de nuevo al sueño,
de golpe con más fuerza irrumpió
Desde entonces, no quiere marcharse,
como si su atroz propósito fuera
el de conseguir de sueño matarme;
mas, créanme, de nada mágico les hablo 
y es, en verdad, con mi pierna mi descalabro.
Parece estar poseída por el diablo;
se sacude, convulsiona, patalea
y por sus venas corre un río de burbujas
que como el mismísimo infierno quema.

¡Ay este insomnio que con el tiempo es mayor!
¿Por qué arrancas mi placer y siembras horror?

Temo que nunca de ti me pueda separar
y que al morir tu extraña figura espectral,
la que nunca descansa, venga a mi lecho,
irrumpiendo en mi tan merecido sueño, eterno