miércoles, 23 de marzo de 2022

Tuve un ¿sueño?

Estoy en una especie de nave. Hay mucha luz, pero puedo distinguir a los tripulantes. Visten un mono blanco o plateado, con un casco del mismo color. Están sentados en una mesa, a unos diez metros de mí. Actuan como si no estuviera allí.
Les grito, pero algo frena las ondas del sonido, como si estuviera sumergido en algún líquido, y este parece chocar contra un cristal. Me giro y dentro de una cápsula veo flotando un cuerpo, intacto, salvo un detalle... ¡No tiene cabeza! 

Trato de golpear el cristal, pero no puedo, es como si estuviera paralizado. Los tripulantes siguen ignorándome. 
Abatido, agacho la cabeza. ¡No puede ser! ¡Me faltan los brazos! ¡Las piernas! ¡El tronco!

Me despierto sobresaltado en mi cama. Me levanto rápidamente con unas ganas tremendas de orinar, y lo hago sin parar, tanto que me duelen hasta los riñones. 
Termino aliviado, me miro al espejo, con en ese extraño sueño en mi cabeza. Todo está bien. La cabeza, el cuerpo... Todo está en su sitio.

Pero, de repente, algo llama mi atención. Empiezo a acercarme al espejo y observo una línea finísima que rodea mi cuello, como un hilo casi imperceptible. Me quedo paralizado. Lo rasco con la uña pero sigue en su sitio. Dios, parece una cicatriz de una precisión quirúrgica imposible, tan perfecta que no parece de este mundo.

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